Wednesday, April 12, 2017

Hasta los huesos


¿Sabéis cuando os escribo sobre la ansiedad, sobre cómo hay que dejarla salir, llorar e identificarla? ¿Cuando os hablo sobre cómo dejar atrás los lastres, sobre cómo seguir hacia delante? 

Bien, hoy no es una de esas noches. Hoy es una noche donde de pronto todo me supera. Justo cando estás a punto de caer dormido, ahí está ese momento de debilidad, y ahí ataca, ahí te muerde fuerte en las muñecas y en los tobillos para que no te puedas mover, hasta llegar a tus huesos, si hace falta.


Y prefiero escribir de ello tal cual, de forma cruda, para que no olvidemos que detrás de cada pantalla hay una persona humana que siente, ríe, llora y sufre como cualquier otra. Que siente rabia y frustración ante situaciones por las que no puede hacer más, como yo siento ahora mismo. Que detrás de fotos medio bonitas y cuidadosamente pensadas, todos somos humanos. Que hasta el más optimista de Instagram tiene días en los que le pesan los huesos demasiado. 

Mucha gente me dice o me ha dicho que no debería compartir este tipo de textos con vosotros. Que qué imagen voy a dar. Y mi respuesta es siempre la misma: la imagen de una persona REAL que no lo tiene fácil ahora mismo, pero intenta cambiar su presente. Aunque no dependa al cien por cien de ella, aunque sea doloroso y difícil, aunque a veces cause frustración. No es un signo de debilidad, sino un signo de humanidad, algo que escasea mucho en el mundo 2.0 recientemente.


A mí me costó lo suyo el conseguir abrir mis sentimientos, y recibí algún que otro palo, pero aprendí que ganas más siendo tú que pretendiendo ser alguien que no eres. Y no me arrepiento, ya que en cierto modo evito de esta forma que estos pensamientos se conviertan en un lastre aún mayor. Escribir sobre lo que siento me hace reflexionar y buscar alternativas a esa situación (aunque no sea en el instante, aunque tenga que releer las cosas decenas de veces hasta llegar a un punto de inflexión).

Así que bueno, esta noche tengo a esos monstruos mordiéndome las muñecas y los tobillos hasta los huesos, sin dejarme dormir. Y tal vez mañana no quiera levantarme de la cama, o me encuentre más cansada de lo normal. No pasa nada por compartirlo, por mostraros que también tropiezo, y me caigo, y lloro cuando algo me duele o hace daño o siento mucha tristeza. Sólo me convierto en un poquito más cercana, más real. 

Pase lo que pase, al alba volverá a salir el sol. 


Sometimes at night anxiety attacks and makes me feel sad. But it doesn't matter if I share it with you, that only makes me more human, more real. Just share it, and it won't stick inside you.
As always, click on the sidebar for translation. Thanks for reading and sharing :)

Monday, April 10, 2017

Y cazaremos monstruos.



Desde que somos pequeños nos venden aquello de que hay que amar a la vida, y la muerte es algo de lo que no hay que hablar. Es malo, es triste, y si alguna vez en tu vida sientes deseos de morir, estás muy enfermo y necesitas ayuda y que nos compadezcamos de ti.

Y una mierda.

Hace unos años, cuando pasaba una depresión e iba al psicólogo, hablé con él de este tema. Fue en concreto una semana en la que me sentía fatal y, sinceramente, no tenía ganas de nada. Sólo de desaparecer. De morir. Por supuesto, no le decía esto a nadie, y de hecho esta es la primera vez que voy a hablar de ello aparte de con él.

Recuerdo que llegué a la consulta y era un día de mucho sol. Comenzaba a hacer calor y la primavera estaba en todo su apogeo, un factor que a mí me afecta de forma bastante negativa. El exceso de luz lo estaba llevando fatal, y le pedí que bajara las persianas un poco. Y al ver mi expresión, permaneció allí en silencio, mirándome, esperando a que yo dijera algo. Tras un rato, lo dije en voz alta. Quiero morir. Dos palabras que salieron de mi boca con perfecta naturalidad, aunque inmediatamente después de pronunciarlas sentí vergüenza. ¿Cómo podía decir eso? ¿Cómo podía ser tan cobarde, tan egoísta? ¿Cómo podía quererme tan poco a mí misma y a los demás? ¿Cómo...?


Mi psicólogo (una gran persona a la que admiro mogollón, y que no sé si leerá esto algún día, pero ojalá lo haga) me dijo que los sentimientos de muerte, sobre todo cuando estás de bajón, son muy normales; y es estupendo que los verbalicemos hacia el exterior. No hay que avergonzarse de ellos. No hay que sentirse culpable por ellos. No nos hacen cobardes o egoístas, no nos hace nada de lo que yo pensaba ni de lo que la sociedad nos inculca. Pensar en la muerte (algo que yo llevo haciendo desde que me alcanza la memoria y que me hacía sentir un bicho raro) es algo normal, algo que tenemos que hacer. Hablar sobre ello, también. De hecho es algo sobre lo que deberíamos hablar más a menudo para compartir nuestros miedos e inquietudes ante ella. Hablar incluso de lo que nos gustaría que hicieran con nuestros cuerpos una vez hayamos fallecido. Hablar de ello con personas de todas las edades, culturas, religiones.

Lo que no es sano, es obsesionarte con ello (para mal; si estás obsesionado con la imagen de la muerte, con huesos, con cementerios... Bueno, bienvenido al club). 
Lo que no es sano, es no hablar de ello, no materializar esas palabras que se quedan atragantadas en tu garganta cuando sientes que el mundo te viene demasiado grande. 
Lo que no es sano, es pensar en el mismo tema 24h los siete días de la semana (apliquemos esto a la muerte o patatas fritas, no es sano pensar 24h en lo mismo todo el rato). 
Lo que no es sano es pensar que la muerte es tu única salida, porque estás equivocado. Siempre hay más de una salida, aunque tú no la veas. Por éso es necesario encontrar a personas cualificadas con las que hablar, para que te muestren todas esas opciones que tú no ves en ese momento. Pero tienes que hablar. Tienes que desahogarte, tienes que escupir aquello que te está asfixiando.

Fui una adolescente a la que le gustaba la muerte. Escribía sobre ella, fantaseaba con ella, me agobiaba con ella, lloraba por ella. Escribir siempre fue una gran terapia, igual que la música. Pero llegado el momento, años después, cuando la idea de pronto tomó forma en mi cabeza a causa de la depresión, decidí que necesitaba hablar y busqué ayuda para ello. ¿Fui afortunada? No lo sé. Seguramente. Me hubiera gustado que otras personas a quienes conocí en mi camino hubieran tenido esa misma suerte, y hubieran hablado y pedido ayuda. También me hubiera gustado ser menos ingenua y haber sido capaz de ayudar a otras de estas personas antes de que fuera demasiado tarde. De hecho, parte de esa angustia al no poder haber hecho "más" por determinadas personas que habían muerto me arrastraban hacia un pozo sin fondo. Pero con ayuda y tras reflexionar mucho, descubrí que yo, al igual que todos, vengo a este mundo sin un manual de instrucciones, y no puedo hacerlo todo perfecto, todo bien. Que hay cosas que se escapan de mis manos, como se escaparon dos personas a las que quiero mucho y que ya no están. Y no fue culpa mía el no haber visto las señales. ¿Mandaron señales? ¿Lo hicieron de forma correcta? ¿Fue un error de comunicación por ambas partes? No lo sé. Pero el dejarnos arrastrar por sucesos de nuestro pasado no va a ayudarnos a aprender de ellos y a seguir nuestro camino. Lo pasado, pasado está. Tuvo unas consecuencias. Aprende de ello, respira, y sigue caminando, procurando no cometer los mismos errores otra vez. Pero deja de culparte por algo que no tiene solución, o que no fue culpa tuya. Y si lo fue, aprende de ello para no dañar a los demás ni a ti mismo.

Por eso escribo este texto. Para que entendáis que no es malo hablar de la muerte. Ni siquiera es malo el sentir alguna vez que quieres morir. Pero hay que canalizarlo, y verbalizarlo. Hay que hablar de ello, y si sientes que necesitas ayuda de verdad, pídela, sobre todo si lo que te ocurre ha sido algo tan horrible que ni siquiera sabes por dónde empezar tu historia. Pero habla. Grita, si es necesario. Porque si esta u otra idea destructiva se enquista dentro de ti, se transforma en un monstruo que sólo pide más, y más, y más. Con su boca grande y llena de dientes, te pedirá que lo alimentes con más penas, con más culpas que pueden ser a veces reales, y a veces no. Y te irá dejando vacío y frío, poco a poco. 

Os voy a contar un secreto: podemos con estos monstruos. Si lo intentamos de verdad, podemos con ellos. Y nos reiremos en sus caras a pesar de las lágrimas. Y al enfrentarlos, descubriremos más sobre nosotros mismos. Y  creceremos como seres humanos, y nos aceptaremos un poco más, limando nuestros defectos, apreciando nuestras virtudes. 

Y entonces, iremos nosotros tras ellos. Entonces, cazaremos monstruos. 


A little post about death, about how taboo is talking about it in our society and why we should talk more of it.

Edit: Si alguna vez os encontráis muy en la mierda, os dejo mi playlist de Subnopop y varios, que seguro que os saca unas risas (acepto canciones para añadir)

Thursday, April 06, 2017

No surrender



No puedo dormir. Desde hace ya bastante, por las noches duermo bien poco. Me tumbo en la cama y, durante horas, miro el techo y veo las horas pasar. A veces lloro, a veces sufro un ataque de ansiedad. Pero no duermo todo lo que debería. 

Hoy es una de esas noches, pero sin embargo, he decido salir de la cama a las 04'00 de la mañana y escribir. Escribir. Eso que también hace mucho que no hago por aquí, más de dos meses, para ser exactos. 

Lo siento. Sé que no he de pedir disculpas, máxime cuando aquellos que me seguís por redes sociales sabéis mi situación. Llevo poco más de mes y medio en Algeciras, en este jodido sitio que me quita el aire, las fuerzas y las esperanzas. He vuelto (temporalmente, espero) porque mi madre está enferma, y quiero cuidar de ella, intentar ayudarla y darle todo ese amor que se merece y más. Hay días que la cosa pinta mejor, pero en su mayoría he de reconocer que no veo luz al final de este túnel que ahora se alarga a casi dos años. Las palabras resuenan en mi cabeza cada noche y me impiden dormir bien desde septiembre de 2015. Glioblastoma multiforme. 15 meses de media. Y ya está. Pero luego sacudo la cabeza y me digo "y una mierda", y hago piña con mi padrastro, y tiramos de ella para que se recupere. Aunque la quimioterapia no quiera. Aunque la medicación no quiera. Aunque ella, a ratos, no quiera. 



Hay gente que me dice "esto es una prueba", tanto para ella como para mí. Sinceramente, creo que mi madre a estas alturas bien poco tenía que demostrar nada. Pero aquí estamos, aguantándolo, intentando superarnos. Permitidme ahora mismo un deseo: el que ninguno de los que leéis esto tenga que pasar por algo similar a lo que estoy viviendo. Menuda mierda de prueba, Vida. Menuda gracia que te has marcado. 

Pero lo que me impide dormir hoy no es esto que os he explicado brevemente (eh, ¿quién sabe? Si después de esto recupero las ganas de escribir, contaré más cosas). No. Lo que me impide dormir son las palabras y acciones de otras dos personas, importantísimas en mi vida también, y que llevan dando vueltas dentro de mí desde esta tarde. 



Hoy, por fin, han encajado piezas en el puzzle que no me encajaban y no entendía el por qué. Hoy he tenido un flashback, y he recordado palabras y gestos que estaban latentes en mi memoria. Veréis, me jacto de pocas virtudes, pero hay dos que poseo y no niego nunca: soy observadora y tengo memoria para pequeños detalles. Recuerdo perfectamente estar de pie en mi cuna cuando era pequeña. Recuerdo perfectamente esconderme tras un sofá y ver a mis padres discutir. Recuerdo perfectamente la primera vez que me caí y me hice una herida en la rodilla, la cual no dejaba de sangrar. Recuerdo cómo picaba. Recuerdo con tres años jugar dentro de un paraguas en casa de mis abuelos, usándolo a modo de canoa. Recuerdo mi primer esguince, cómo crujió mi pie, el sonido exacto mientras caía al suelo. Recuerdo a los niños pegándome en el colegio por ser hija de padres separados, en 1º, 2º y 3º de la EGB. Y recuerdo conversaciones, muchísimas conversaciones que han sucedido a mi alrededor mientras las personas a mi alrededor (a veces niños, pero mayoritariamente adultos) mantenían despreocupadamente, pensando que yo sólo miraba los dibujos animados de la tele. Pero las recuerdo. Y cuanto más recuerdo, más memorias vuelven a mí. Y os aseguro que muchas de ellas no son bonitas, o al menos no son bonitas si las digo ahora en voz alta a esas personas que creyeron poder decir determinadas cosas frente a una niña de seis años que comía en el comedor. 

El caso es que hoy, mientras mantenía una conversación donde intentaba que una de estas dos personas empatizara conmigo, ha hecho un comentario, y el flashback ha venido a mí. Y me he dicho a mí misma mientras algo se rompía muy dentro, "Cómo os ha engañado a todos. Cómo lleva manipulando todos estos años". Y he comenzado a sentir asco, mucho asco; no hacia la persona en cuestión, sino en general. Y he comprendido otro de los motivos por los que, desde que recuerdo, siempre he querido huir de este sitio: para saber que os quiero y que por vosotros muevo océanos, pero para poder vivir lejos de vuestra sombra y que no hagáis conmigo lo que habéis  hecho otras muchas veces, consciente o inconscientemente. Porque, ahí está el detalle, no creo que sean conscientes la mayoría del tiempo de ese mal que están generando. Pero ahí está.  Tampoco creo que sea ningún tipo de maldad o conspiración, sencillamente las cosas son así y esto es lo que sucede cuando no abres tu mente y/o no conoces mundo.



Por supuesto, ahora me carcomen las dudas: ¿qué habéis dicho de mí, a mi madre, mientras yo no he estado delante para poder responder? ¿Os habéis escuchado alguna vez mientras hablabais y decíais esas barbaridades? ¿Hasta dónde va a llegar esta mentira? 

No es que me sienta engañada, porque la verdad, no es así; pero sí que cuando ves las cosas totalmente expuestas, sientes algo que se rompe aún más por dentro.

¿Sabéis qué? Ahora entiendo esa sensación que siempre tuve desde bien pequeña, aquel instinto que me decía "corre, no mires atrás, no eres como ellos". 
¿Sabéis qué? Yo no puedo salvarlos; ni siquiera voy a intentar razonar mucho con ellos sobre este tema, porque hay cosas que ya ni siquiera merecen la pena cambiar. Bastante tengo con tirar de mi madre, ayudar a mi padrastro y tratar de animar a mi pareja, que está en Holanda solo. Bastante tengo con preocuparme por estas dos personas también, por quienes movería océanos (aunque a veces no lo merezcan). 

No me considero una persona muy familiar, pero yo elijo a mi familia, y aunque la genética diga que ellos lo son, también lo son porque yo lo quiero así, igual que algunos amigos o primos lejanos a quienes considero hermanas y hermanos y por quienes también movería océanos (vosotros sabéis quiénes sois). 

La familia no es la sangre, la familia se elige. Elegid a vuestra familia, a pesar de sus defectos o errores. Pero no os dejéis arrastrar por ellos. Recordad siempre quiénes sois, y quienes NO queréis ser. 

Sin mirar atrás. 



Son las cinco, y sigo sin tener sueño. Llevo con fuertes dolores de espalda desde hace días, y no pueden tratarme hasta que no me bajen varias contracturas que no se quieren ir. Sin embargo, mi madre ahora mismo necesita mi ayuda cuando mi padrastro no está, para todo. Todo. Y a veces es abrumador, y empatizo con ella más de lo que nadie cree y me duele verla así, tan apática pero entendiendo su apatía. Tan cansada pero con tantas ganas de vivir. Me duele muchísimo, pero eh, NO voy a dejar que ese dolor me gane y voy a levantarme mañana para seguir caminando, aunque una parte de mí no quiera salir de la cama. 

No vamos a rendirnos. Vamos a seguir adelante. Vamos a salir de esta situación. Y tú, que ahora mismo estás leyendo esto y seguramente también tendrás tu propia mierda... Tú también vas a hacerlo. No estás solo. Tú, y yo, y todos nosotros. No estamos solos. 
Seguimos

I can't sleep, and I have huge problems at home right now with my family (please click in the sidebar for translation). But no surrender. NO SURRENDER.